martes, 9 de junio de 2015

¿Está la tecnología, particularmente las TIC, alejándonos o acercándonos?





Esta pregunta tiene repercusión no solo en la esfera tecnológica, sino también en muchos ámbitos, pues abarca el familiar, estudiantil, laboral, político y social en general.


La tecnología ha sido creada con la finalidad de mejorar la calidad de vida de quienes la usan, incluso la expectativa de vida humana ha aumentado en los últimos años, en los que el desarrollo tecnológico se ha incrementado.


Vemos que cada vez las personas tienen mayor acceso a la tecnología, sin importar su nivel socioeconómico, y esto conlleva a una gran revolución, un cambio drástico, al que se refería Mc Luhan en el momento de mencionar el "Determinismo Tecnológico", pues definitivamente esta etapa de la historia está muy ligada a este asunto, incluso el hombre ha tomado por sentado que si se dan avances en este, van de la mano de su progreso como especie.


Sin duda alguna la tecnología permite que los mensajes se sepan con mayor velocidad, prácticamente en tiempo real, algo que era impensable para muchos hace tan solo 20 años; por lo que se dice que acorta distancias, y esto es positivo, en el sentido que acerca a los que están lejos, permitiendo que estén informados, comunicados y en cierta medida “acompañados”, en un mundo en el que cada quién anda ocupado en lo suyo; pero es negativo cuando por “acercarnos” a quienes están en otro lugar, nos olvidamos de los que están en nuestro rededor inmediato, “alejándonos” así de estos. Cosa que afecta en gran medida el último tipo de relaciones, especialmente en el ámbito familiar, donde en repetidas ocasiones el poco “tiempo de familia” que tienen para compartir juntos, se ve interrumpido.


Llama la atención la dependencia que muchas personas, la mayoría entre los 16 y los 27 años, tienen frente a los aparatos tecnológicos, especialmente con el celular, tanto que en la ciudad de Medellín, se creó un restaurante en donde quienes asisten deben dejar sus “Smart-phones” en una vasija; y la mesa en la que ninguno lo tome, recibe una botella de vino; tendencia interesante, que indica que por lo general, siempre alguno termina tomando el dispositivo, pues por estrategias de marketing, no sería rentable para el restaurante el caso contrario.


En la educación por ejemplo, se han logrado innumerables avances, y la tasa de analfabetismo ha disminuido notablemente en el mundo entero, gracias a las telecomunicaciones, pues ahora son más los que tienen acceso a ellas, porque incluso se han convertido en un derecho, poniendo así la oportunidad de educarse no como algo excluyente, sino todo lo contrario, pues ahora prácticamente cualquiera puede instruirse sobre el aspecto que anhele en la web, teniendo presente que como hay sobre-información, debe ser cuidadoso a la hora de seleccionar las fuentes consultadas. En las escuelas y universidades, esto ha sido punto de discusión para muchos maestros, pues están quienes no aceptan que se usen las TIC en el aula de clase, y quienes apoyan su uso en pro del aprendizaje, inclusive hay instituciones educativas en las que los alumnos ya no deben llevar cuadernos, sino computadores portátiles.


Pero como esto no es cosa únicamente de jóvenes y niños, también hay que hablar de lo laboral, pues entre otras cosas, las TIC proponen una replantación de este, promoviendo el “Teletrabajo”, iniciativa en la que la ciudad de Medellín es pionera; con este formato, se utilizan las tecnologías para realizar las funciones no desde la oficina, sino desde cualquier lugar.


Podríamos ahondar muchos otros aspectos, pero la conclusión es que la tecnología por sí sola no es ni buena, ni mala;   no nos acerca, ni nos aleja; pues como toda herramienta, esto depende del uso que se le dé. Somos nosotros los que decidimos cómo queremos usarla, con qué fines, y al ser sus usuarios, debemos tener presente que tenemos el control sobre las máquinas, no debemos crear dependencia de éstas, y manejar como en todo, un equilibrio, siendo conscientes de que existe una “realidad virtual”, de la que está bien ser partícipe, siempre y cuando no se descuide el entorno inmediato.
 
 
Tomado de Visualice.
 
 
 

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