El texto inicia describiendo
a los nacidos después de la década del 90, como seres pragmáticos, testarudos,
autónomos, ambiciosos e inmediatistas, características comunes de la humanidad
a través de las diferentes épocas, no exclusiva de esta.
Afirma además que su vida
social está en la red, donde encuentran con qué y quiénes identificarse, y
mecanismos para expresarse y pasan varias horas de su día conectados a internet;
hecho que tiene su dosis de verdad, aunque si bien estos jóvenes tienen parte
de su vida social en la web, no es la totalidad.
Se miente al decir que leen
poco, no practican deportes y no los desvela educarse y conseguir un trabajo
para ganarse la vida; cosa que es fácil de comprobar al estar en contacto con
estos, pues son personas normales, con mayor facilidad para manejar la
tecnología, no una generación de ‘mutantes’, como se menciona, porque así se
refieren a ellos algunos investigadores por su fusión con el mundo digital.
Es notoria pues la
satanización que se hace en este artículo del uso que dan a la tecnología los
nacidos después de 1990, y especialmente la que se hace a ellos, los llamados “Jóvenes
Z”.
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